TRABAJO OBRERO Y SALUD OCUPACIONAL EN LA MINERÍA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI

04.08.2013 01:41

Nuestro país históricamente ha destacado por ser una república con una economía productora de materias primas. La generación de estos recursos ha marcado a fuego la historia de nuestro país. Muchos de los grandes hitos de nuestra patria han sido fuertemente influenciados por fenómenos sociales, económicos y geopolíticos vinculados a la generación de los recursos.

Desde mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XX, la producción de salitre fue adquiriendo un rol preponderante en la economía nacional. La crisis del salitre generó un punto de quiebre a nivel político, social y económico en la república, pero afortunadamente para Chile, el importante sitial en el escenario económico que dejó vacante el salitre lo tomó el Cobre. Este recurso fue adoptando un papel principal en nuestro PIB desde la primera mitad del siglo XX hasta nuestros días. Lo anterior fue generando una gran necesidad de mano de obra de todo tipo, la cual como efecto indirecto produjo un incremento sustancial en el fenómeno migratorio nacional e internacional hacia nuestra zona norte.

Este fenómeno sumado a las condiciones de vida existente en las ciudades que reciben a los trabajadores venidos de otras latitudes, además del desarrollo organizacional que poseen las empresas contratistas que cobijan al obrero, contribuyen en gran medida a condicionar la calidad de vida de la masa laboral que produce actualmente en nuestra zona.

Durante la era de oro del salitre las condiciones de vida y trabajo existentes en las oficinas salitreras eran pésimas, era una esclavitud encubierta. En la actualidad, aun cuando los requerimientos de sustentabilidad de las empresas principales han cambiado sustancialmente, las empresas contratistas que prestan servicios para ellas no han absorbido este cambio de paradigma.

El perfil del obrero que trabajaba en el rubro minero durante la época dorada del salitre se caracterizaba por el analfabetismo, el desconocimiento de la normativa vigente, el alcoholismo, la falta de higiene y una sumisión que los llevó a aceptar las mas indignas condiciones de trabajo. En la actualidad, el obrero que labora en la minería ha alcanzado un mayor nivel de calificación (Que muchas veces no es el suficiente o el idóneamente requerido para desempeñar ciertas actividades) y ha llegado a conocer mucho más en profundidad las normativas, deberes y derechos laborales y de seguridad que le son aplicables.

En una época marcada por la accesibilidad hacia la información y el surgimiento de nuevos movimientos de reivindicación social de masas, no deja de ser destacable el mayor conocimiento que la masa obrera ha alcanzado en materias referidas a sus derechos laborales, ya que lo anterior, sumado al nivel de convocatoria que poseen los sindicatos de la zona sirven de cimiento para una serie de demandas laborales que los trabajadores han hecho propias en estos tiempos. Los logros referidos al bienestar y derechos laborales de los trabajadores han sido obtenidos a pulso, negociación y fuerza cuando ha sido necesario.

 

El Código del Trabajo en su Art. 184 establece que el empleador estará obligado a adoptar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores, manteniendo las condiciones adecuadas de higiene y seguridad en las faenas, como también los implementos necesarios para prevenir accidentes y enfermedades profesionales. Dentro de la amplitud de este concepto, por muchos años las faenas mineras postergaron e incluso olvidaron incorporar la gestión de salud ocupacional como un requisito ineludible para ser eficaces en el cuidado de la vida e integridad de los trabajadores. La gradualidad e imperceptibilidad inmediata de muchos factores de riesgo a la salud provocó que se centrara la atención en el control de los riesgos a la seguridad de las personas, mucho mas perceptible e inmediato que el anterior.

Hemos de decir que la gestión de salud ocupacional como disciplina ha de ser asumida por las distintas faenas mineras como una preocupación integral por los trabajadores, asumiendo la necesidad de:

ü  Evaluar y controlar los agentes de riesgo físico en el trabajo (Ruido, vibraciones, radiaciones).

ü  Evaluar y controlar los agentes de riesgo químico en el trabajo como polvos y humos.

ü  Evaluar y controlar los riesgos sicosociales como el stress.

ü  Evaluar y controlar los riesgos biológicos en faena.

ü  Evaluar y controlar los agentes de riesgo ergonómico.

 

Actualmente la percepción está cambiando, muchas empresas mandantes ya se han hecho cargo del control de los riesgos a la seguridad de sus trabajadores y de los de terceros, pero en este momento la gran deuda pendiente de las empresas mineras se encuentra en la gestión de la salud ocupacional, mas allá de un estado de ausencia de enfermedad, sino que en la necesidad de llegar a un estado de bienestar físico, sicológico y ambiental que alcance a los trabajadores y su entorno.

 

César Escobar Jorquera

 

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